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¡Tengamos la Fiesta en paz!


El mes de diciembre es un mes en el que realizamos muchos planes con amigos, con la familia o en soledad. Es un mes de euforia colectiva por lo general: compras navideñas, comidas de empresa, fiestas con amigos y familia, una actividad frenética para realizar todo aquello que no nos ha dado tiempo los once meses previos. La exaltación de la amistad es una prioridad durante este mes, parece que todos nos queremos y reímos más en diciembre. El año se acaba y aceleramos para ver a todos aquellos que hemos ignorado el resto del año, sacamos el tiempo de donde no lo hay para cumplir todos los compromisos sociales.

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El mes de diciembre es el mes estrella de reuniones con amigos, familiares y vecinos en las casas para celebrar que termina el año, que hay sueños cumplidos y nuevos retos por realizar. Hablamos, cantamos, comemos, bebemos y no nos importa prolongar la reunión hasta altas horas con las molestias que esto puede ocasionar a otras personas: el telefonillo suena muchas veces, la puerta de la calle se abre y se cierra con gritos de euforia, la música suena alta mientras hablamos a la vez en tono alto, muy alto, fumamos por la ventana tirando las colillas a la calle, contamos chistes con fuertes risotadas y si tenemos niños pequeños que se animan con sus estridentes gritos a participar en la fiesta …

Tu silencio termina donde empieza mi descanso” leí una vez en un cartel de un balneario. El respeto es algo que debe estar por encima de todo para que todos podamos vivir juntos. Las Fiestas, la Navidad, el Año Nuevo no son una excusa para “hacer lo que quiera” ¿Cuántas veces has oído esa frase? Millones de personas la han esgrimido para hacer cuanto les venga en gana, sin saber que no es el uso de su libertad lo que están utilizando, sino el robo de la libertad de la persona a la que están molestando.

Se considera actividad molesta dentro de un edificio colectivo de viviendas a la que supone unas molestias superiores a las impuestas por las propias relaciones de vecindad; esto es, más allá de los límites tolerables y asumibles por ser contrarios a la buena disposición de las cosas para su uso normal. Con dichas actividades se perturba el orden de convivencia, el corriente desenvolvimiento de las relaciones sociales y se excede de lo tolerable el normal ejercicio de las normas de convivencia, es decir, los conflictos vecinales también aumentan en este mes de diciembre por las molestias que se tienen que soportar.

A modo de ejemplo, algunos grupos de actividades que concentran el mayor número de reclamaciones por molestias en general, por insalubridad y ruido en particular, debiendo tener siempre en cuenta que habrá que valorar en cada caso las circunstancias:

-Reuniones ruidosas, “juergas” y fiestas.

-Establecimientos de ocio nocturno.

-Actividades incívicas que causan ruido.

-Tendidos de ropa.

- Arrojar objetos al exterior de la vivienda.

-Humos y olores.

-Tenencia de animales.

-Aire acondicionado.

-Animales.

-La sobreexplotación de viviendas.

-Almacenamiento de materiales peligros o insalubres.

En caso de que se la comunidad de propietarios denuncie al propietario que está perturbando la convivencia y descanso del resto, además de cesar la actividad molesta y pagar la multa que corresponda, podría llegar a tener que indemnizar a la comunidad por daños y perjuicios y puede llegar, incluso, a perder el derecho de uso de la vivienda por tiempo máximo de tres años, así que conviene tener presente que el mal uso que hacen demasiadas personas de la “libertad de reunión” provoca que tengamos que usar leyes para protegerla.

No vivimos solos, sino en sociedad y cuando actuamos nos acompañan una serie de derechos y obligaciones. Nuestra relación con el otro implica que al ejercer nuestros derechos, estos no deben sobrepasar los derechos del otro, más bien al contrario, son nuestra referencia para reconocer nuestros límites.

¡Tengamos la Fiesta en paz!

 


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